Cómo gestionar la pena
La pena es una emoción básica, que causa un bajo estado de ánimo o tristeza. Las emociones son reacciones naturales que ponen en alerta a la persona y tienen el objetivo y la función de ayudar a adaptarse diversas situaciones que se van presentando.
La pena es una emoción es opuesta a la alegría. Se puede sentir pena por circunstancias externas o adversas (una muerte, una ruptura sentimental, cambio de hogar o pérdida de trabajo…) o por circunstancias internas de uno mismo (incapacidad de gestionar esas problemas externos).
Las penas interiores deben cicatrizar y curarse, es la forma de que no sigan causando dolor. El dolor también es necesario padecerlo, y sufrirlo, es la forma de aliviar la pena y volver a recuperar el bienestar emocional. Sin embargo se ha de cuidar que esta pena no se haga dueña de la persona, que se quede ahí instalada, permanente o estancada.
En la sociedad actual, hay una tendencia a esconder y no manifestar las emociones negativas. Esto hace que cuando la persona siente pena no la exteriorice con el consiguiente empeoramiento de la situación.