
Cómo gestionar la pena
Pautas para gestionar la pena
¿Qué es la pena ?
Cómo gestionar la pena .La pena es una emoción básica, que causa un bajo estado de ánimo o tristeza. Las emociones son reacciones naturales que ponen en alerta a la persona y tienen el objetivo y la función de ayudar a adaptarse diversas situaciones que causan dolor..
La pena es una emoción opuesta a la alegría. Se puede sentir pena por circunstancias externas o adversas (una muerte, una ruptura sentimental, cambio de hogar o pérdida de trabajo…) o por circunstancias internas de uno mismo (dificultades para gestionar esas problemas ).
Las penas interiores deben cicatrizar y curarse, es la forma de que no sigan causando dolor. El dolor también es necesario padecerlo, y sufrirlo, es la forma de aliviar la pena y volver a recuperar el bienestar emocional. Sin embargo se ha de cuidar que esta pena no se haga dueña de la persona, que se quede ahí instalada, permanente o estancada.
En la sociedad actual, hay una tendencia a esconder y no manifestar las emociones negativas. Esto hace que cuando la persona siente pena no la exteriorice con el consiguiente empeoramiento de la situación.
Pautas para mejorar la gestión de la pena
Es necesaria una actitud personal por salir de esa situación que nos está dañando emocionalmente y estar dispuesto a realizar cambios para salir de ella.
Aceptar la pena
Las emociones positivas, no hay problema para aceptarlas y sentirlas en su máxima expresión. Son bien aceptadas y cuando se sienten tienden a compartirse de forma espontánea. Otras emociones como la pena, suelen quedar más enmascaradas por no estar bien aceptadas socialmente. Implica reconocer la vulnerabilidad personal. Por ello es más complicado exteriorizarlas. Darse cuenta de ellas y aceptarla cuando se siente es el primer paso. Negarla o reprimirla nos impedirá gestionarla. Aceptarla sin ahogarse en ella.
Comprender la pena
Implica reconocer que tiene diferentes fases, negación,protesta, negociación, tristeza, aceptación. El orden y que se pase por algunas o todas depende de las personas. Es una vivencia personal. Las distintas fases son formas de exteriorizar y vivir la emoción.
Llorar si se necesita
Llorar, cuando sentimos esa necesidad, ayuda a desahogarse y liberarse de la pena. ¿Por qué no llorar cuando realmente se necesita?
Tampoco esto implica que es bueno desarrollar ese hábito o provocarlo. Simplemente es desahogarse cuando la persona siente ese impulso. De esta forma es saludable y expresar la emoción ayuda a recuperarse de la pena.
«El llanto es a veces el modo de expresar las cosas que no pueden decirse con palabras» Concepción Arenal
Hacer deporte
La pena quita la energía, baja el ánimo y las ganas de luchar. El deporte produce el efecto contrario, proporciona energía, mejora el estado de ánimo y aumente el optimismo. Una persona con tristeza, tendrá pocas ganas en general de practicar deporte.Se trata de empezar con el que más pueda interesar y de forma progresiva, iniciándolo en pequeños tiempos. Convertirlo en un hábito diario.Si puedes realizar deporte acompañado mejor. El estado de ánimo subirá progresivamente.
Meditar
La meditación y el mindfulness, centran a la persona en el aquí y ahora. De esta forma dificultan centrar la atención en el pasado, en el momento de la pena. Se enfocan en el presente y en disfrutar de ese momento. Además trabajan formas de gestionarla sin sentir culpa, sin juzgarla, observándola sin detenerse en ella.
Sonreír y ser amable
Sonreír cuando no nos apetece parece algo ilógico. Sin embargo si practicamos la conducta de sonreír y regalar a los demás esa sonrisa, el estado de ánimo mejorará y la persona se sentirá mejor. Si se cambia lo que se hace, cambian los resultados. Empezar por sonreír llevará a pensar en positivo y sentir en positivo. Ser amable con los demás genera también que correspondan con nosotros. todo ello mejora los vínculos sociales y la sensación de satisfacción.
Apoyo de seres queridos
Los familiares y amigos pueden ayudar. La persona se siente escuchada, querida y comprendida. Solo con estar ahí y apoyar harán que la persona mejore, simplemente escuchando, . Somos seres eminentemente sociales, nos gusta y necesitamos comunicarnos, hablar con otros. Tener una red social de calidad actúa como bálsamo en la pena y ayuda a mejorar.
Planificar actividades que gusten
Realizar actividades que gustan liberan neurotransmisores responsables de la felicidad como endorfinas o serotonina. De esta forma la pena quedará más apagada, fomentando estados de ánimo más acordes al bienestar mental que se quiere conseguir. Las actividades agradables, llevan a emociones positivas. Cuando la persona siente pena, realmente no siente ganas de realizarlas o disfrutar con ellas. Es normal pero es necesario esforzarse en estar activo para mejorar.
Salir a la calle
Cualquier actividad al exterior, y mejor si es de día y con luz solar proporciona mejoras en la salud mental. Respirar aire, estar distraido y el sol favorecen la serotonina responsable del bienestar emocional.
Mostrarse agradecido
Mostrarse agradecido obliga a enfocarse en lo positivo, experiencias, personas o acontecimientos diarios. De esta forma, la persona cambia la perspectiva y en vez de focalizar su atención en la pena se orienta en lo positivo, mostrándose más feliz. Sentirse cada día agradecido por las pequeñas cosas que no se valoran y se suponen, aumenta el bienestar personal.
A través de esta emoción y la experiencia de ser vulnerables a ella, también es posible aprender de esta situación. Conocerse, darse cuenta de las estrategias que ayudan a gestionar estas y otras situaciones. Recuperar la ilusión, desvanece la pena.
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Psicóloga, Máster en Psicología Clínica.
Docente/divulgadora/psicóloga-terapeuta.
Telef. 636 67 99 12