Depresión y dolor tienen un vínculo de unión. Por un lado la depresión puede causar dolor. Por otro lado el dolor cuando de alarga o cronifica puede causar depresión. Se crea un círculo vicioso. La depresión causa y empeora el dolor y el dolor causa y empeora la depresión .Siete de cada diez personas que padecen dolor crónico manifiestan ansiedad o depresión.Las investigación realizadas han visto como el dolor físico y la tristeza comparten los mismos caminos neurológicos. Esto implica que la zona cerebral que se activa con una señal de dolor es la misma que con un estado emocional negativo. Un dolor con buen estado emocional en menos intenso, rebelde e insistente que con un estado depresivo. Además los sistemas opioides en la depresión se desactivan produciendo dolor. Además del sufrimiento que causa padecer un dolor que se puede mantener en el tiempo hay que incluir el cambio emocional que esta situación provoca la vida de la persona. Pérdidas de movilidad, baja participación en actividades sociales e individuales, que pueden provocar aislamiento, tristeza, frustración, baja autoestima y estadios emocionales que favorezcan el inicio de una depresión. A esto se añade que el dolor crónico puede implicar problemas para dormir y estrés.